En un polémico movimiento, el gobernador republicano de Texas, Greg Abbott, ha enviado un avión con más de 120 migrantes desde la frontera sur hacia Chicago, como parte de su estrategia de traslados que ha llevado a más de 80,000 migrantes a ciudades con gobiernos demócratas en el último año.
Este vuelo se realizó después de que el Ayuntamiento de Chicago tomara medidas en contra de los traslados en autobús, criticados fuertemente por el alcalde Brandon Johnson.
Las autoridades de Chicago han endurecido las sanciones contra los operadores de autobuses, obligándolos a dejar a los pasajeros en puntos designados y completar la documentación requerida.
Estas medidas llevaron a que Texas optara por vuelos en lugar de autobuses.
La Casa Blanca criticó la acción, acusando a Abbott de utilizar a los migrantes con fines políticos, mientras que el portavoz de Abbott, Andrew Mahaleris, justificó la medida como respuesta a las acciones de Johnson.
La operación de traslados, que incluye el despliegue de alambre de púas en la frontera y barreras flotantes en el río Bravo, ha generado tensiones políticas y humanitarias.
Un tribunal federal ordenó la suspensión temporal del corte de alambre de púas, mientras surgen preocupaciones sobre las condiciones de vida y atención médica de los solicitantes de asilo en Chicago, exacerbadas por la reciente muerte de un niño de 5 años en un albergue temporal para migrantes.
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