El Departamento de Comercio de Estados Unidos ha intensificado sus medidas de control sobre la exportación de chips y equipos necesarios para su producción, con el objetivo de evitar que China adquiera tecnología de última generación con posibles implicaciones militares y de derechos humanos.
Las restricciones, anunciadas por la secretaria de Comercio, Gina Raimondo, apuntan a proteger tecnologías sensibles y han sido actualizadas tras consultas con la industria y análisis tecnológicos.
Aunque la mayoría de los semiconductores seguirán siendo irrestrictos, se establecerá una vigilancia especial sobre ciertos chips que, aunque no cumplan con los requisitos para restricciones comerciales, podrían tener aplicaciones militares.
Además, se ampliarán los controles para evitar que empresas con sede en Macao y otras áreas sujetas a embargos armamentistas por parte de Estados Unidos vendan semiconductores a China.
Estas medidas han provocado la indignación del gobierno chino, que considera vital el desarrollo de semiconductores avanzados para sus objetivos económicos y geopolíticos.
A pesar de las tensiones, funcionarios chinos planean asistir a la cumbre de Cooperación Económica Asia-Pacífico en noviembre, donde se espera una posible reunión entre el presidente estadounidense Joe Biden y su homólogo chino Xi Jinping, aunque aún no ha sido confirmada.
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