Estados Unidos ha reiniciado los vuelos de deportación a Venezuela después de años de suspensión, marcando un cambio significativo en la política de inmigración.
Más de 130 venezolanos fueron deportados en el primer vuelo desde Texas a Caracas, como parte de los esfuerzos de la administración Biden para lidiar con el aumento en la migración y las solicitudes de asilo.
La medida surge después de acuerdos entre el gobierno de Venezuela y la oposición para trabajar en las condiciones electorales y alivia las sanciones energéticas impuestas por Estados Unidos al gobierno de Maduro.
Estos vuelos de deportación son parte de un intento por disuadir la migración ilegal y obligan a los venezolanos a reconsiderar sus opciones, mientras enfrentan una patria sumida en complejas crisis sociales, políticas y económicas.
A pesar de la amenaza de deportación, la migración venezolana hacia Estados Unidos ha continuado, colocando a las ciudades estadounidenses bajo presión debido a la abrumadora demanda de refugios y viviendas temporales.
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