El gobernador de Texas, Greg Abbott, firmó la ley SB4, aprobada por la legislatura estatal en noviembre, convirtiendo en delito grave la entrada ilegal a los Estados Unidos desde una nación extranjera.
La nueva legislación establece penas de hasta 20 años de prisión para aquellos que ingresen sin documentos que acrediten su estancia en el país.
Además, otorga a los oficiales de policía la autoridad para arrestar y expulsar de inmediato a personas consideradas sospechosas de estar de manera ilegal, sin mediación judicial.
La medida anunciada por Abbott no solo busca frenar la ola de entradas ilegales, sino que también proporcionará fondos adicionales para la construcción del muro fronterizo.
Texas se convierte así en el primer estado en la historia de Estados Unidos en construir su propio muro.
Anticipándose a posibles desafíos legales, se espera que grupos defensores de los derechos de los migrantes inicien acciones legales para revertir la controvertida ley.
Esta decisión refleja la creciente tensión en torno a las políticas fronterizas y la inmigración en Estados Unidos, generando preocupación y debate sobre el impacto humanitario y legal de las medidas adoptadas por Texas.
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