Cuando nadie lo esperaba, Leo Messi volvió al Camp Nou. Lo hizo de noche, mientras el barcelonismo estaba distraído con el bonito partido en Vigo, para disfrutar de un momento íntimo en lo que fue (es y seguramente será) su casa, sin cámaras del Barça ni nadie que pudiera aprovechar políticamente su presencia en el barrio de Les Corts. Sin embargo, cuando toda Barcelona ya estaba de pie, lanzó al mundo el mensaje que desde hace tiempo venía rumiando: “Anoche volví a un lugar que extraño con el alma. Un lugar donde fui inmensamente feliz, donde ustedes me hicieron sentir mil veces la persona más feliz del mundo. Ojalá algún día pueda volver, y no solo para despedirme como jugador, como nunca pude hacerlo…“, ha escrito el 10 la mañana de este lunes en las redes sociales. En menos de media hora, la publicación ya tenía más de un millón de ”me gusta”.
Quienes conocen a Messi entienden que esa última frase está cargada de simbolismo. Destacan, sobre todo, el “como nunca pude hacerlo” y los puntos suspensivos. En definitiva, el 10 no olvida lo ocurrido en 2021.
Durante la campaña electoral de marzo de aquel año, Joan Laporta aseguró que resolvería la situación de Messi “en un asado”. Por entonces, el argentino acababa de superar las desavenencias con la directiva de Josep Maria Bartomeu y necesitaba un cambio sin cambiar. La figura de Laporta se presentaba como una oportunidad para el capitán, que incluso se involucró como nunca antes lo había hecho en unas elecciones: fue a votar. Laporta ganó.
La alegría de Messi fue efímera. En agosto, cuando su padre y representante ya había acordado una rebaja del 50% de su salario (unos 150 millones) y que cobrara solo una parte, 20 millones, en el primero de los tres años de contrato para intentar ayudar al club, Laporta le comunicó a Jorge Messi que la renovación no podría hacerse efectiva. Tras 20 años en Barcelona, Messi se marchaba entre lágrimas del Camp Nou: “Yo hice todo lo posible por quedarme; el club, no lo sé”. Meses después, Laporta explicó: “La salida de Leo es triste, pero era necesaria”.
Desde entonces, Laporta buscó diferentes maneras de acercarse al 10. Lo intentó dos veces en la gala del Balón de Oro (2021 y 2023) y también en la de The Best (2022). En las tres ocasiones, sin éxito. “¿Dónde está Leo?”, preguntaba el presidente azulgrana, según fuentes de la FIFA. Lo más cerca que estuvo Laporta del argentino, según las mismas fuentes, fue Antonela Roccuzzo, esposa del 10, en la ceremonia de la revista France Football en 2023.
Laporta nunca pudo volver a hablar con Leo. Sí lo hizo con Jorge. ¿La conversación? Un posible homenaje al 10 en el nuevo Camp Nou. “Sería una forma hermosa de inaugurar el estadio, con un homenaje a Leo Messi y el estadio lleno”, subrayó el presidente el pasado viernes, el día que el club finalmente abrió el Estadi tras un año de retraso, para un entreno que vieron cerca de 26.000 aficionados. Nada extraño: un político haciendo política a un año de las elecciones. La diferencia, esta vez, es que Messi no está dispuesto a dejarse utilizar. Le sucede todo lo contrario.
Cuando Messi se enteró de que la selección argentina se concentraría en Alicante antes de viajar a Luanda para enfrentarse a Angola en un amistoso, sus asesores le plantearon tres opciones de viaje: uno directo, otro vía Madrid y un tercero, según ellos más engorroso, vía Barcelona. “Quiero ir a Barcelona, así podemos ver el Camp Nou y ver cómo está quedando”, pidió Messi a sus colaboradores.
Se planteaba un inconveniente nada menor: avisar o no avisar al club. La respuesta se resolvió pronto: “La visita no fue coordinada con nadie del Barcelona”, aseguran desde el entorno del 10. Así, una vez en la capital catalana y antes de poner rumbo al complejo La Finca Resort en Alicante, Messi, acompañado por Rodrigo de Paul y su histórico colaborador, Pep Costa, se presentaron en el Camp Nou.
“Messi se personó y solicitó permiso para acceder al Spotify Camp Nou al personal de seguridad de Limak. La compañía trasladó la consulta al FC Barcelona, que no tuvo inconveniente en aceptar la petición. Messi siempre será más que bienvenido, por lo que no existió ningún problema en autorizar su visita”, justificaron desde los despachos del Camp Nou. Lo curioso es que la versión del entorno del argentino es completamente distinta: “Eso es totalmente falso. No hablamos con nadie del club. ¿Se imagina? ¿Cuánto tiempo podían tardar en mandar a alguien?”. La decisión de Messi no era baladí. Soñaba con volver al Camp Nou, pero debía elegir con cuidado el cuándo y el cómo. La noche del lunes era perfecta para colarse en un estadio que, como consecuencia de las obras, duerme con las luces encendidas.
En una semana, dos gestos evidenciaron su cariño por el Barcelona: el primero, cuando compartió las fotos del cumpleaños de su hijo mayor, Thiago, en una fiesta customizada con los colores y el escudo del club. “Es hincha del Barça”, explicaron desde Miami. El segundo, con el Camp Nou en construcción de fondo, el hincha ya no era el hijo sino el padre. El mensaje parece claro: Jan mírame, estoy en tu casa. No, perdón, en la mía.



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